A ti

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A ti, por ser mi pan, mi panadero,
el dulce que apacigua mi amargura,
la fruta fresca del amor primero.
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Mi folio blanco, verso y escritura,
por ser la inspiración que me sorprende,
luciérnaga de mi palabra oscura.
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Por ser tu voz el tránsito de un duende,
tu corazón un corzo malherido,
y ser tu mano la que me comprende.
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Por darme todo en cuanto lo has tenido,
y no negarme nada ni un momento
ni pedir más de lo que te he ofrecido.
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Por desprender lavanda de tu aliento
y oler tu cuerpo a tierra y a tomillo
yo te tomé prestado hasta el acento.
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Por ser un hombre sólido y sencillo,
y ser el campo de mi mariposa;
por no saber de qué me maravillo:
no encuentro las espinas de tu rosa.