domingo, 18 de marzo de 2012

o0o Cartas a Marcel 4 o0o

Marcel, amado mío,
océano de todos mis naufragios.
Te quise sólo mío pero no eres de nadie.
Nadie te abarca, nadie te retiene.
El mar no tiene dueños, tan sólo navegantes.

Como el agua se deja caer sobre la tierra,
mansa y tranquila,
igual, así tumbado te recuerdo.
Y yo asía tu brazo
como si de un madero se tratase;
Un salvador forzoso de mi propia existencia.

A veces te volvías huracan y tormenta;
Me tragaba tus olas
como si me bebiera agua bendita,
porque fuiste de nieve y de riachuelo,
dulce y alegre, fresco,
el agua de mi sed, de mis diluvios.

Y yo me hice de barro bajo tus aguas tibias,
corazón ondulado bajo espuma
de tus vaivenes y tus abandonos.

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