Marcel, cuánto sufrimos
en esta vida extraña
donde todo aparenta.
¿De qué valen los ojos?
Porque con tanto brillo
se nos ciega hasta el alma.
-
Yo sé que el alma tuya
solo sabe mirar en otras almas;
en ti no hay espejismos.
Yo sé que el alma mía
ya no quiere mirar en otras almas.
-
Todo es preciso al tacto, es verdadero
ante tu piel no hay brillos
ante tu piel no hay noche,
ante tu piel no hay niebla.
-
Inequivocamente,
eres verdad, Marcel, eres tan cierto
que me saqué los ojos para verte.
-
(Cartas a Marcel)
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