o0o Carta XX o0o

Marcel, estoy de nuevo
mirando en tu cristal,
tu ventana cerrada tan herméticamente
que ni siquiera un sueño la puede traspasar.
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Podría preguntarte por tu mayor deseo,
tu sueño inalcanzado, tu gran necesidad...
para empezar de nuevo a escudriñar el mundo
en la búsqueda loca de tu felicidad,
y ofrecer cuanto tengo como lo hiciera un día
Marcel, cuanto tenía te lo quería dar.
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Pero de nada sirve recibir la respuesta.
Jugar ya no es posible:
Tan solo soy un alma
a la que no le quedan más prendas que perder.
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Posada en el aféizar, como un pájaro hueco
que no quiere volar, arrecida, a la espera.
¿Para qué resurgir?
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Cuando se sufre tanto, Marcel,
morir ya no da miedo.